
¿Qué busco con esta imagen?
- Reflexionar junto contigo la relevancia que tiene, en cualquier acto comunicativo, la atención que proporcionas a los demás y, en especial, a quien habla contigo por algún asunto de relevancia.
- Considerar el modo y la forma que tienes para disponerte al encuentro con el otro. Compartirte 5 recomendaciones para ser más eficaz en la atención que prodigas a los demás.
¿Desatiendes?
Ya he mencionado con anterioridad la importancia del enfoque, de la concentración, en un mundo tan multifacético y ruidoso como el que se nos presenta día a día en esta época que nos ha tocado vivir. Pero dicha capacidad de focalizar nuestra atención no solo deber dirigirse a nuestras metas y proyectos, también, y probablemente, primero que nada, a las personas que nos acompañan en el viaje de nuestra vida o a quienes se acercan a nosotros en concreto para obtener una valoración o respuesta a algún reto concreto.
¿Qué tanta anteción eres capaz de proporcionar? Seguramente de inicio me dirás que mucha o la suficiente. Tendemos a no pensar sobre tema; nos parece que somos nosotros los más concentrados en los demás, sobre todo en nuestra pareja, nuestros hijos, los colaboradores del trabajo, los amigos, etc. Sin embargo, si hacemos un análisis minucioso y sincero podríamos descubrir que no hemos sido tan atentos con quien nos experesa algo relevante para sí mismo, o incluso para nosotros, como solemos considerarlo a “bote pronto”.
Analiza tu atención
¿Te ha pasado que pierdes con regularidad el “hilo” de una conversación? ¿Tienes que pedirle, de forma constante, a la personas que te habla que repitan lo último que han dicho porque te has distraido de la conversación? ¿Procedes a interrumpir frencuentemente a quien te habla? ¿Te aburre lo que alguien te comenta porque consideras que ya sabes hacia a dónde se dirige en la conversación que sostienes? ¿Tu celular suena y lo revisas dejando a la persona que te habla con la palabra en el aire? ¿Tu mente no deja de girar, pensando en otras cosas que te preocupan, mientras aparentemente escuchas a quien te habla?
Si has contestado que “sí” a la mayoría de estas interrogantes dejame decirte, aunque no te guste, que tienes el hábito de la desatención frente a otras personas. ¡No te preocupes! ¡No es una situación que solo te suceda a ti! ¡Muchos hemos podido llegar a experiementar esta desconexión que afecta nuestros procesos comunicativos y que complica nuestras relaciones interpersonales!
¿Cómo puedo atender mejor a la otra persona? ¿Cómo puedo ser consciente en el enfoque de mi atención hacia el otro?
No es necesariamente siempre algo derivado de tu responsabilidad, pues todos estamos expuestos a atender y/o desatender de acuerdo a los estímulos que recibimos y que nos impactan muchas veces sin que nos demos cuenta de ellos. Lo importante es que, si te has dado cuenta de la desatención que tienes ante otras personas y de cómo ello puede implicar una alteración de tu encuentro con el otro, seas capaz de poner un remedio efectivo que te permita concentrar tu atención como una vía de respeto y aprecio por el otro, por esa persona que habla contigo y que requiere de ti alguna respuesta concreta.
Estas dos son preguntas capitales. La respuesta que brindemos a las mismas procurará brindarte una sencilla guía que puedas poner en práctica en tu próxima conversación relevante en cualquier ámbito de tu vida. Robando un slogan publicitario te diría que en la casa y en la oficina la atención es una buena medicina para todas aquellas molestias y diferencias interpersonales.
Aquí te presento 5 recomendaciones concretas:
- Evita los distractores. Como hemos dicho este es un mundo muy ruidoso, y la principal distracción viene hoy en día de los sonidos que genera nuestro teléfono celular. Si vas a tener una conversación importante, un diálogo que alguien te ha pedido, deja un rato el aparato (previamente pon en silencio las notificaciones). La persona que habla contigo valorará el que él sea el centro de atención y no un objeto inanimado que se volvería “más importante” para ti que quien te habla en ese momento. Aplica esto mismo para la televisón, computadora, radio y cualquier otra cosa que provoque una distracción para tu mente. Si hay algo impostergable, como una emergencia médica o una situación crítica, deberás informar a la persona que desea comunicarse contigo que puede surgir algo que deberás atender, pero que no es tu intención parecer descortés o despreocupado y que sobre ello pides su comprensión. Bien dicen que sobre aviso no hay engaño.
- Dispón oreja. Pon tu cuerpo hacia adelante, inclina tu cabeza hacia la otra persona, respetando su espacio vital y sin ser invasivo desde luego. Pero este sencillo gesto puede ayudarte a mandar el mensaje de que estás plenamente presente en la conversación y que lo que la persona te dice es relevante tan es así que quieres escucharlo bien y que deseas comprender a fondo. No interrumpas; deja en tu mente las preguntas podrás hacerlas más tarde. Lo importante ahora es permitirle a la persona que pueda expresarse. ¡No te conviertas en un obstáculo! Procura suspender, conscientemente y en la medida de lo posible, tu juicio u opinión sobre lo que la persona ha compartido. Concrentrate en comprenderle no en construir una valoración sobre lo que ha expresado. Este no es el momento para hacerlo.
- Mira con interés. Deposita en quien te habla la mirada, no como interrogación sino como posibilidad de apertura. Todos tenemos la capacidad de transmitir en nuestra mirada nuestra intencionalidad, ¿que intención tienes para escuchar verdaderamente? Dispón los ojos a reconocer no solo lo que la persona dice, sino cómo lo dice. Obtén información de las emociones que percibes, en tu interlocutor y trata de sintonizar, para generar empatía, con tus propias emociones. Tu mirada ilumina y podemos iluminar con ella a quien te habla.
- Verifica información. Asegurate de comprender bien lo que te han dicho; si algo no te ha quedado claro: ¡pregunta! Dí que no es que te han explicado mal sino que, probablemente, no has comprendido bien y que deseas estar seguro que has podido identificar lo importante y valioso de lo que ha sido expresado! Parafrasea la expresión verbal de la persona que te ha dirigido un mensaje; resume y sintetiza su postura. Por ejemplo, “lo que me estás queriendo decir es ________________, ¿estoy entendiendo bien?” Este simple gesto de cortesía, hará ganar confianza a tu interlocutor (si has podido expresar su intención), o bien, en caso contrario, le brindará la posibilidad de ser más claro y poder articular de mejor manera su mensaje. Efectúa este proceso hasta que estés convencido que has comprendido bien y que la persona, en tus propias palabras, reconoce su mensaje.
- Genera una respuesta. Una vez que la persona ha podido expresarse, a partir del contexto que le has brindado, procede a valorar el mensaje que te ha sido compartido. Ya lo has clarificado y ha quedado determinado el contenido de lo expresado por quien ha buscado dialogar algo contigo. Tienes los elementos suficientes. Probablemente, lo más conveniente, antes de emitir tu postura, es que requieras algunos mintuos para articular tu expresión atendiendo al contexto y a la intencionalidad de la comunicación sostenida. Se vale pedir tiempo. Aquí es necesario señalar, si requerirás de algunos momentos, poder verbalizarlo. “Esto que me has dicho y que me parece haber comprendido bien es muy importante. Dame un par de minutos para pensarlo bien y proporcionarte mi propia respuesta o comentario”. Considerando más el fondo, que la forma, de lo que te han expresado; tratando de empatizar con el estado emocional de tu interlocutor; y, buscando siempre una interpretación positiva del otro, procura brindar una respuesta concreta o una aportación valiosa. Si no hay nada bueno que decir, es mejor expresar que no tienes algo que compartir por el momento y que deberás pensarlo mejor (puede funcionar ante noticias o comunicaciones que, debido a su magnitud, nos dejan como en estado de shock).
Aprender a observar nuestro interior, cuando focalizamos la atención en las personas, nos ayudará a poner en práctica estas recomendaciones. Estoy seguro que si, de forma consciente, procuras llevar a tu próxima conversación importante estas recomendaciones te sentirás diferente y provocarás una comunicación más profunda, de mayor calidad y que te permitirá a ti, y a tu interlocutor, vincularse de mejor manera.
¡Todos podemos hacer que nuestra comunicación mejore mientras seamos capaces de disponer la atención en aquella persona que se acerca a nosotros para compartir algo importante!
¡Hasta la próxima!
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