
¿Qué busco con esta imagen?
- Apoyarte para que consideres que los avances, en tus proyectos y metas, son prueba de progreso. A veces NO al ritmo que nos gustaría, pero que por lo menos nos aseguran continuar en movimiento.
- Considerar, dentro de tu plan de acción, los tiempos que SÍ dependen de ti y aquellos que NO caen en el terreno de tu responsabilidad y decisión.
Avances
Quisieramos ir mucho más rápido. Es cierto. Una especie de pensamiento mágico nos invade y miramos, no sin desdén, la disciplina y el esfuerzo. Nos han vendido los mantras y las profecías, a modo de programación automática, como negación de la posibilidad de construirnos a nosotros mismos en la cotidianeidad de nuestra existencia.
Nos quejamos de la escasez del tiempo, ya lo hemos dicho aquí, pero caemos en la trampa de la rapidez como criterio único para considerar el progreso. Lo que avanza rápido, avanza bien. Lo que avanza despacio, es siempre sinónimo de falta de compromiso y dedicación. Es una paradoja que nos envuelve y de la que pocas veces podemos escapar.
Aceptar que, en nuestras metas y proyectos, hay tiempos definidos que rebasan nuestra posibilidad y voluntad, es un signo de madurez. No todo saldrá como queremos, no todo está en nuestro control, no todo depende de nosotros. Mirar las cosas que nos dan sentido con dicha perspectiva es un gran aliciente para reconocer nuestros pasos, por lentos que puedan parecernos, como símbolos de un progreso y avance en nuestras expectativas. La verdad es que podemos caminar hacia nuestras metas a un ritmo diverso al ritmo que el mundo y su vorágine nos indican. Los caminos que acortan distancia a veces pueden perdernos; las sendas más rápidas, en apariencia, pueden significar mayores riesgos. A veces avanzar lento, es la única forma de avanzar.
Responsabilidad en juego
Nuestras metas y proyectos dependen casi al 100% de nuestra energía, disposición y motivación. ¡Casi al 100%, pero NO completamente! Lo único que depende al 100% de nosotros es la actitud con la que encaramos los retos y dificultades de nuestra vida; en la realización de nuestras empresas y proyectos hay muchos factores que influyen y pueden obligarnos a reajustes, demora y replanteamientos.
Nuestra responsabilidad está en juego constantemente y debe coordinarse con la responsabilidad de otras personas e instituciones. Bien dicen que lograr un proyecto siempre significará la suma de voluntades, y es muy cierto que nadie alcanza una meta sin contar con apoyos en el camino. No hay victorias individuales, en los éxitos podemos percibir la mirada y presencia de muchas personas que nos han ayudado, o nos ayudan, a materializar nuestros sueños (¡recuerda el inventario que planteábamos la semana pasada aquí!).
Lo importante entonces, ante todos los imprevistos que puedan presentarse, es NO dejar de avanzar; por lentos que sean nuestros pasos, son acercamientos directos a la realización de aquello que buscamos. En el ajedrez, ese juego milenario del que tantas enseñanzas podemos inferir, suele decirse que siempre debe avanzarse; lograr una victoria implica disponer las piezas hacia adelante, aunque sea un solo cuadro, siempre al frente. Hay partidas célebres que se han ganado con el movimiento de una sola pieza, en una sola dirección, en una sola coordenada dentro del tablero. No sirve de mucho aprestar la Reina a recorrer gran distancia si eso implica dejar descubierto al Rey y en riesgo de Jaque Mate. Vale más, uno a uno; cuadro a cuadro.
Uno tiene que aprender a convivir con escenarios; y en ocasiones debe elegir el escenario más conservador sin que eso signifique cobardía. Quien avanza lento, pero avanza, logra más que quien decide dar grandes zancadas y con temor descubre que continúa, como por arte de magia negra, dando vueltas sobre su propio eje. Hay veces que no puede hacerse más. Hay ocasiones en que debemos esperar la respuesta y avance de quien tenemos enfrente, o al lado de nosotros, en la consecución de una meta.
Aprender a conjugar la responsabilidad personal, y la posibilidad del movimiento hacia adelante, desde la perspectiva del “timing”, es desarrollar la habilidad de sincronizar las opciones y las posibilidades actuando en el momento justo.
¡Que no te preocupe ir despacio si al fin y al cabo te encuentras en movimiento! No siempre serán las cosas a este ritmo pausado; la experiencia personal y la reflexión son valiosas herramientas que te permitirán acelerar o desacelerar en el camino de tu proyecto. Aprende a escuchar tu percepción y perspectiva, sin despreciar los avances “pequeños” que puedas ir concretando en el día a día.
¡Hasta la próxima!